Hoy sólo sé que existo y amanece
Javier Egea
Y así transcurren, ya definitivos,
los días que el porvenir te ha deparado:
rotundos, implacables, más tuyos hoy,
en la estación del ocio,
pacífica y proclive a los espacios amplios
donde se cumple el tiempo de la ausencia.
Hoy sé
cómo guardan tus ojos las luces de la tarde
mientras se apaga el cielo en las miradas;
cómo descubres voces que regresan
con la puntualidad del oleaje, cómo sueñas
las hojas conmovidas del otoño
poblando nuevamente las aceras,
doradas, cárdenas, cobrizas,
mosaico imaginario de tus pasos.
Llevas como una sombra fiel la voluntad, intacta,
hacia un reducto donde esté tu vida
a salvo del silencio y la nostalgia,
pero sabes
que nunca se detienen los inviernos
y llegan, grises, con su niebla amarga,
lunáticos, febriles,
con lluvia o hielo,
con nubes como plomo sobre el bosque.
Así que vives, dejas
que te vivan, organizas
con la pericia innata del vencido
la soledad insalvable, por si acaso,
al llegar el invierno,
tan sólo sabes ya que existes
y amanece.
Entrevista en "El Ojo Crítico" de RNE.
Hace 4 años
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